El diseño en la práctica efectiva de la docencia nos ayuda a:
a) Clarificar y organizar la acción futura orientándola al logro. El diseño hace explícito nuestro proyecto de enseñanza , guiándonos hacia el cumplimiento de las metas propuestas, pues permite organizar racionalmente la preparación del curso.
b) Desarrollar profesionalmente la tarea docente, pues da pautas para la preparación cognitiva e instrumental, así como para la interacción efectiva del profesor con los alumnos, disminuyendo el margen de incertidumbre o improvisaciones de sentido común.
c) Aprender a trabajar en colaboración. Dado que el diseño se documenta, permite compartir con otros la experiencia, darla a conocer, debatirla y evaluarla con colegas, administradores y aun con los propios alumnos.
d) Valorar la práctica, pues el diseño se pone en acción en una práctica concreta, que siempre requiere de ajustes y modificaciones en la realidad del aula, donde alumnos y maestros interactúan con el aprendizaje. Este aspecto permite la confrontación entre lo “ideal” establecido en el diseño y la “realidad” del aula.
González Capetillo, Olga. Flores Fahara, Manuel. (2002). El trabajo docente enfoques innovadores para el diseño de un curso. México: Trillas. Pp. 49.
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